Las responsabilidades y obligaciones de la vida diaria nos comen el tiempo y, si no tenemos cuidado en cuanto a la administración de los tiempos, los días pasan y los proyectos que empezamos con tanta ilusión van quedando relegados.
Sin embargo, la realidad y sus noticias, más allá de las económicas, nos recuerdan por qué emprendimos determinadas acciones y eso, me ha pasado, a raíz de conocer la noticia de la niña paquistaní de catorce años que fue tiroteada por los talibanes por pedir su derecho a la educación.
Los derechos siguen siendo objeto de persecución, dentro y fuera de nuestras fronteras, aunque de diferntes modos. Al fin y al cabo, los derechos ponen de manifiesto que existen privilegios, Si, además, esos derechos están relacionados con la libertad de pensar y decidir, esos derechos y quiénes los defienden se convierte en enemigos, independientemente de la edad que tengan, catorce o setenta o el país en el que vivan.
En definitiva, en los debates que estos días nos rodean, deberíamos demandar responsabilidad y, centrarnos en lo realmente importante: la defensa de los derechos que tanto está costando conseguir, en algunos casos, mantener en otros.
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