NUEVA EXPERIENCIA

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martes, 3 de marzo de 2015

@másde45. II Informe de la Fundación Adecco.



Hoy se ha publicado el “II Informe: La Mujer en riesgo de exclusión en el mercado laboral “ de la Fundación Adecco, en el que se analiza la situación laboral de las mujeres que tienen una edad superior a 45 años, (@másde45) prestando especial atención a aquellas que, además cuentan con un certificado de discapacidad. Respecto a las mujeres con diversidad funcional me referiré próximamente.



En este caso, me centraré en la incorporación de las mujeres de más de cuarenta y cinco años al mercado laboral, en sus dos variantes: como trabajadoras y como desempleadas.

Según los datos de la Encuesta de Población Activa del 2014, en 2014 se crearon 433.900 empleos netos en nuestro país, y el 81% de los mismos fueron para mayores de 45 años.

El 42% de dichos empleos fueron  empleos femeninos y del total de empleos femeninos, el 94% fueron cubiertos por mujeres de más de 45 años.

Estos datos son especialmente importantes si tenemos en cuenta que el 7 de cada 10 mujeres con más de 45 años llevan más de un año en paro y de 6 de cada 10 supera los 24 meses. En definitiva, nos encontramos ante una cronificación  del desempleo y, por tanto, ante  riesgo de exclusión social, no sólo de ellas sino también de sus familias, en especial, hijas e hijos a su cargo.

Tal y como señala el informe, estos datos hay que ponerlos en relación a la población inactiva. De manera que se ha producido un descenso significativo en cuanto a las mujeres inactiva. Así, desde 2009, casi un 13% de mujeres se han incorporado al mercado laboral, la mayoría al desempleo. Esto se produce ante la falta o disminución significativa de recursos económicos en las familias, de manera que las mujeres tratan de incorporarse al mercado laboral para solucionar esta situación  y, ante situaciones límites, la incorporación  es “a lo que salga” y, por tanto, hablamos de precariedad laboral.

Desde el punto de vista empresarial, el informe señala que se trata de contrarrestar “la marcha de profesionales jóvenes que acaban de contratar y que se van en busca de mejores condiciones”.  En definitiva, se trata de una política de recursos humanos donde los bajos sueldos priman en la competitividad empresarial  y por tanto, poco tiene que ver con el desarrollo de políticas de recursos humanos donde se lleve a cabo una gestión eficaz de la edad y se considere el despilfarro que supone prescindir de una mano de obra formada y cualificada.

En esta situación, ¿Qué pasará cuando la crisis económica pase? ¿Estas mujeres seguirán trabajando o volverán a la población inactiva? En la medida en que esto último no se produzca, quizás estemos hablando de un paso más en la igualdad efectiva de mujeres y hombres porque no podemos olvidar que tener un empleo supone un paso más en la autonomía de las personas y, por tanto, en su desarrollo personal y profesional.

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